Una
buena toma de decisiones es, sin duda, de los elementos (si no el que más) más diferenciadores
entre los porteros.
Una
vez conseguido un nivel táctico, técnico y físico adecuado, lo que diferencia a
un portero de otro es el aspecto psicológico, el más difícil de trabajar, el
día a día del entrenador especifico con sus porteros y que nadie ve lo que se
denomina entre bambalinas “trabajo invisible”.
Dentro
de los aspectos psicológicos, el que mayor fuerza tiene en un portero es la toma de decisiones. Una buena decisión puede hacerle el
mejor del partido o el protagonista de la derrota de su equipo.
La
toma de decisiones la forman tres elementos: el riesgo, la información y la personalidad.
En
cuanto al riesgo,
podemos decir que en el caso del portero este suele ser muy elevado en todos
los casos ya que un error puede ser determinante en el resultado del partido.
Cuanto más riesgo exista más difícil será la toma de decisiones, y la rapidez
de su ejecución deberá ser mayor.
La
información es vital. El portero deber saber analizar la jugada
tratando de conocer lo más posible su entorno. La posición de los jugadores que
pueden participar en la jugada deberá ser conocida por el portero, y tratar de
intuir el próximo movimiento de éstos y del balón. Además, el conocimiento de
las cualidades de los adversarios es un factor muy importante para prever su
comportamiento ante una pena máxima, una jugada de 1x1, un lanzamiento de falta
o simplemente en una jugada de ataque. Éste factor es el más modificable y mejorable
de los tres citados.
La
personalidad es el factor menos modificable. Éste es en gran
medida el que hace tomar una buena o mala decisión ya que las variables a tener
en cuenta para la toma de decisiones pueden ser infinitas.
Por
tanto, en el aspecto en el que más tendremos que incidir los entrenadores de
porteros y los porteros será el de sensibilizar sobre el factor.
Por
lo tanto un portero que controle los tres elementos es un portero que posee una
buena toma de decisiones.
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